Cómo una muerte anunciada,
Nuestra infancia nos ha dejado.
Todo se precipita a la nada,
Para convertirse en pasado.
Ya es la tercera vez que pasa, no es novedad. La energía con
la que empezó se había evaporado. Recordando los hechos, me doy cuenta que esta
vez ha sido diferente: los medios eran distintos, y los objetivos demasiado
entusiastas.
La primera vez, los egos chocaron, como en una gran batalla
épica, de la que sólo quedaron cuervos, rodeando los restos que sangre, en un
campo de batalla demasiado pequeño para tan grande ejercito.
Tras esta ocasión, los supervivientes intentaron crear algo
nuevo, ir más allá de los espejos, a los que Alicia accede en su segundo
relato. Aun que nunca lo dije, ahí me sentí en un autentico hogar, donde aprendí
casi todo lo que hoy sé.
Y entonces, Goliat volvió. Y como hinchas desesperados, tras
muchos años sin títulos, celebramos, como si se tratara de un triunfo, el
regreso más deseado. Como los turrones, su logo anunciaba, siempre estuvimos aquí,
des de el principio de los tiempos. Fue una época extraña, donde la felicidad
se torno amarga. Eso ya no era lo mismo. La complicidad había desaparecido, y
recordando los bandos de la primera batalla, nació una nueva guerra, de las
entrañas de la aparente felicidad.
Tanta guerra sólo puede destruir de nuevo, y así fui como
murió por segunda vez.
En una comunidad cada vez más grande, no fue difícil crear
un nuevo espacio. Con la intención de aprender de los errores, una mallorquina
y una andaluza trabajaron duro para crear una nueva estructura, que mantuvo la
comunidad a flote, aun que nadie se acuerde.
Los problemas ya eran parte de todo, como una enfermedad
nunca curada, cada vez que llegaba la calma, una tormenta se aproximaba, y como
un gran torbellino, engullía las fuerzas y las ganas de luchas. Miles de diques
se erigieron, normas y control, formó parte de una comunidad plagada de rencor.
Cientos de grupos surgían, sin un líder.
Pero algo mágico se anunció. Todo no estaba del todo muerto,
y cual Jesucristo, a los tres días resucitó, para alzarse a los cielos y poder
ver la situación. Un nuevo rostro era la esperanza para una nueva era.
Al principio parecía fácil, pero un agujero se abrió bajo los
pies, cual madriguera entre los arbusto, engullendo toda la ilusión, y
amputando los miembros, de un grupo cada vez más sesgado. Las comunidades que parecían
expectantes, se dieron cuenta que debían seguir con su trabajo, esperando
impacientes, alguna actuación más allá de las palabras. Cada proyecto nuevo,
era destruido, cada ilusión, evaporada, y todo el trabajo, se reducía a
observar como el mundo ignoraba la labor realizada.
No era de extrañar, pues, que el fénix se calcinara de
nuevo, formando un nuevo huevo, para intentar preservar, en el corazón de las
que lucharon, la poca ilusión que quedaba.
Podemos creer que hoy es el fin, pero todas sabemos que esto
puede volver, como ya lo ha hecho tantas veces, porque, un día, todas
pensaremos ¿Por qué lo dejamos morir? Y sabremos que no hicimos nada para
impedirlo. Cada vez que acaba un poco de todos se va, y no hay nada que nos
una.
Como fue costumbre en la edad moderna, se decía “el rey ha
muerto, viva el rey” para anunciar la continuidad de la monarquía. Aun que esto
haya acabado, el movimiento seguirá, y resurgirá, con más fuerza, las ganas de
luchas.
Qué bien has expresado todo *_* No teng nada más que añadir.
ResponderEliminarY recuerdo con mucho cariño precisamente a la comunidad mallorquina: Yo empecé en el Lolita cuando LiW había cerrado y todo lo que aprendí en su momento fue gracias a las chicas de Lolita Boudoir (Canarias) y Lolita in the Sky ♥
Como historiadora he tenido que hacer retrospectiva, es la mejor manera de entender el porque de los hechos
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